Sindicatos de Oposición en la CNT.

Antecedentes

Proclamada la República, dos cuestiones reclamaban por igual la atención de la clase trabajadora agrupada en torno a la Confederación Nacional del Trabajo: liquidar un serie de hechos históricos en los que, por la fuerza de las circunstancias, se había hallado envuelta, y trazarse una línea de conducta clara, precisa y recta para el porvenir.
Lo primero era relativamente fácil. Cambiado el régimen político, desaparecida la monarquía, desaparecían, también, las circunstancias que pudieron un tiempo entretener a la organización, absorbiendo parte de sus actividades en asuntos que no eran fundamentalmente suyos. Era, por tanto, inútil perder el tiempo en cosas que ya no tenían efectividad.
Lo segundo era más difícil, aunque fueran también fáciles a vencer los obstáculos que se oponían a su consecución. ¿Qué requería, en suma, del nuevo estado de cosas la organización obrera? Primeramente, que tuvieron en cuenta los principios y finalidad que la animan y luego el efecto que la proclamación de la República había producido en el pueblo en general y en el seno de la misma clase trabajadora. Tenido esto en cuenta, quedaba para la organización expedito el camino para realizar la misión histórica que forzosamente ha de cumplir: luchar en el presente por la consecución de cuantas mejoras morales y materiales pueda obtener del régimen capitalista y preparar a las clases trabajadoras para la transformación social que se avecina, mediante la preparación revolucionaria de las masas. Y al decir que la organización sindical debía realizar la preparación revolucionaria de los trabajadores, lo hacemos en el sentido de que tenia que articular el movimiento de las multitudes sindicales en relación con los objetivos de orden inmediato perseguidos por la CNT, tales como la rebaja de la jornada del trabajo frente al paro forzoso, el ajuste de salarios ante la depreciación de la divisa monetaria y la lucha por la conquista del control de la producción, objetivos ante los cuales el capitalismo no tenía más remedio que hundirse, enseñando este hecho a las masas trabajadoras, que sólo la desaparición del sistema capitalista puede darle la emancipación por la que lucha, en el orden político y económico.

Y esto era tanto más necesario, porque reciente el cambio de régimen, una gran parte del pueblo, la mayoría, y la mayoría también de la clase trabajadora, creían que esto modificaría su situación de clase vilipendiada y explotada, limitando las ganancias y los beneficios de los poderosos y privilegiados, entregándoles a ellos, a los trabajadores, lo que en justicia les corresponde. Así se daba lugar a que, por la cruda realidad de los hechos, se convenciesen las clases laboriosas de que tal esperanza con la República era una quimera irrealizable.
Sin embargo, no se siguió este camino. ¿Por qué?


Las causas


No cabe la menor duda de que, a poco de proclamarse la República, comenzó la desviación que la Confederación Nacional del Trabajo ha sufrido. La CNT fue alejándose de lo que eran sus fines y modalidad, para entrar en terrenos francamente peligrosos. Hubiera debido resistir, pero no pudo prevenirse para guardarse de la influencia de una organización que por hacer ostentación de los ideales anarquistas se colocaba en situación favorita por la tendencia que en la CNT se había manifestado en el congreso de 1919 y por la cultura y preparación que de los anarquistas habían recibido las multitudes confederales. Sus elementos más ponderados trataron de hacer frente a la desviación que se apuntaba, pero una gran parte de las masas que se agrupaban en los sindicatos desoyeron La voz de los que les llamaban a la razón y siguieron la de la demagogia más desenfrenada. Era natural. Aquéllos les hacían ver que la acción era sacrificio, trabajo, labor; que era la obra lenta pero segura de la perseverancia. Éstos les ofrecían la redención, la libertad, la justicia y el bienestar. Y se lo ofrecían sin esfuerzo. ¿Y quiénes eran éstos que así obraban, perturbando la CNT con prédicas propias de políticos arribistas y sin conciencia?

La FAI

Para nadie es un secreto la existencia de grupos anarquistas en nuestro país. Desde últimos del siglo pasado era corriente esta forma de organización. Pero estos grupos habían actuado siempre al margen de la organización sindical de los trabajadores.
Pero en el año 1927 se constituyó una organización cuya finalidad era coordinar las actividades de los grupos anarquistas existentes en España y Portugal. Y esta organización adoptó el título de Federación Anarquista Ibérica.
A partir de este momento pudo intervenir en el desarrollo de la CNT y desnaturalizar, al mediatizarla, sus finalidades de clase al mismo tiempo que ella perdía o desnaturalizaba su contenido doctrinal y se convertía, de organización específica, en partido simplemente revolucionario. Y para quien dude de lo que afirmamos, ahí está lo que sus hombres más representativos han dicho en la tribuna y lo que sus publicaciones oficiales y oficiosas han confirmado, para demostrarlo.

Sus injerencias en la CNT

Con una sinceridad que revela falta de valor para aceptar la responsabilidad de la propia conducta cuando ésta ha de ser juzgada, han pretendido, la FAI y sus hombres, negar que trataran de intervenir en las actividades de La Confederación. Sin embargo, los hechos que han traslucido a la opinión y los que permanecen ignorados y que por la gravedad de los mismos nos abstendremos de mencionar, prueban todo lo contrario.
Ateniéndonos, pues, sólo a los primeros, citaremos lo ocurrido en el congreso extraordinario de la CNT celebrado en junio de 1931 en Madrid. La mayor parte de las sesiones transcurrieron en escándalo permanente, por la constante intervención de los elementos al servicio de la FAI. La vemos después maniobrando en los plenos de la regional catalana hasta llegar al nombramiento de un comité regional a hechura suya y de un director para «Solidaridad Obrera» que fuese su instrumento ciego y servil. Más tarde, el congreso de la regional levantina, celebrado en Murcia, no puede terminarse debido a las intemperancias de los servidores de la FAI. Y en la misma región vuelven a reproducirse los hechos con ocasión del último congreso celebrado en Alcoi.
Otro tanto ocurre en Andalucía. Durante su congreso regional, en septiembre de 1931, las intervenciones de la FAI son causa de que el mismo tome acuerdos contrarios a los del congreso extraordinario de la CNT que ya hemos señalado. Y encontramos otra vez dicha intervención durante el pleno de la regional catalana, en Sabadell, a últimos de abril próximo pasado, dando lugar a que los sindicatos de esta localidad acordaran retener el importe del sello confederal hasta que la organización rectificara sus procedimientos, actitud que ha provocado situaciones gravísimas y que, como todos saben, aún perduran. La vemos todavía, claramente acentuada, en el nombramiento de director y redacción para "CNT", el órgano en la prensa diaria de La Confederación Nacional del Trabajo. Y en las maniobras y contubernios para tener bajo su dominio a los comités confederales y a las juntas de los sindicatos de Barcelona, adquiriendo dicha mediatización matices francamente insoportables en la orientación que se ha dado a los órganos que en la prensa tiene la Confederación, «Solidaridad Obrera», en Barcelona, y "CNT" en Madrid. Pasando por encima de los acuerdos y de los congresos, y del criterio de la mayoría de trabajadores pertenecientes a la Confederación Nacional del Trabajo, se les ha hecho decir a los periódicos que la CNT es anarquista, y que el que así no lo quiera aceptar, que se vaya.
Por otra parte, el propósito de la FAI ha sido siempre el mismo: colocar a la organización ante los hechos consumados. Prepararlos en la sombra, llegar a su realización, y cuando se ha llegado, como todos salen mal, decir que ella nada tiene que ver y que la organización es la única responsable.
¿Consecuencias? Que la mediatización de la CNT por la intervención de la FAI, ha sido perjudicial para la marcha normal de aquella, desviándola de su camino y provocando, como hoy lo vemos, por una parte el descrédito absoluto, y por otra el apartamiento de las clases trabajadoras de su organismo predilecto, debilitándose su poder combativo frente al estado republicano y la burguesía eminentemente conservadora.
Ahora cabe preguntar: ¿con qué fin?

Fines revolucionarios

La FAI no los ha negado. Hay que reconocer que ha sido sincera. Así como después que ha contribuido en absoluto a provocar los movimientos, al perderse, ha renunciado a su paternidad; por el contrario, cuando se ha tratado de decir qué fines persigue, ha contestado siempre lo mismo: la revolución. La FAI quiere, por encima de todo, la revolución. No quiere saber, ni le interesa, cómo vendrá dicha revolución, cuáles serán sus consecuencias y las posibilidades para hacerla. Dice que todo esto es perder tiempo, que debe emplearse en preparar la revolución. Lo demás no le importa. Por eso practica el doble juego de aparecer en público como inspiradora de la revolución, negando después, en cuanto la revolución se intenta y fracasa, que sea «aquella» su revolución.
Además, concibe la revolución de manera más simplista: tener armas, tener municiones, tener elementos bélicos de combate y luego aprovechar cualquier descontento del pueblo, o que a la FAI le parezca tal, para salir a la calle. Bastan, siempre según ella, unas minorías audaces. Éstas se lanzan al tumulto y procuran, desde el primer momento, aterrorizar al adversario mediante un ataque imprevisto y violento, y cuando el pueblo vea la actitud de estas minorías se pondrán a su Lado, ayudándolas a proseguir su obra demoledora. Tal es el concepto que de la revolución tiene la FAI, cuya exacta reproducción encontramos en lo sucedido en día 8 de enero próximo pasado. Esta es su táctica revolucionaria para implantar, si triunfa, el comunismo libertario.
Demostrar que esa táctica es errónea y la negación más absoluta del verdadero concepto revolucionario que hoy debe detenerse, es inútil intentarlo, pues los hechos, más elocuentes que todas las razones, sobradamente lo confirman. Sin embargo, por nuestra parte, aunque equivocada, nada tendríamos que decir de tal interpretación de cómo v cuándo ha de hacerse La revolución si tras ella no se arrastrara a La Confederación Nacional del Trabajo.
Si la FAI quiere hacer la revolución, que la haga. Si su criterio es que bastan minorías audaces para comenzar la lucha con actos terroristas para asustar al adversario, pensando que luego el pueblo, por miedo o por entusiasmo, seguirá a dichas minorías, nada tenemos que decir en contra, aunque lo lamentemos. Pero que La FAI pretenda arrastrar a la organización confederal que se valga de que elementos suyos ocupen los cargos de máxima responsabilidad en ella para lanzar a miles de trabajadores en aventuras sangrientas como las pasadas, no; esto no, y ello no puede consentirse ni un momento más. Y porque no puede consentirse, ni queremos consentirlo, hay que extirpar de la Confederación los poderes extraños que la mediatizan.

Independencia de la Confederación

Se ha dicho que cuando se pide la anulación de los poderes extraños que mediatizan a la Confederación, se quiere desvirtuar su finalidad; lo que no es cierto. Lo que se quiere es que la Confederación Nacional del Trabajo, en tanto que organismo sindical con personalidad y orientación propias, debe rechazar toda orientación que la impida obrar con arreglo a lo que sus congresos y plenos, ordinarios y extraordinarios, determinen.
Toda tentativa en el sentido de mediatizarle debe considerarse como fuerza y poder extraños a la Confederación, y como a tales se les debe apartar del círculo de sus actividades diarias y constantes. Su desarrollo y sus luchas. tanto Las del presente como las del futuro, las emprendidas para alcanzar mejoras inmediatas como las orientadas hacia la labor del mañana, las de combatir al capitalismo y al estado, como las de preparar la obra profunda de la revolución, deben ser pensadas, dirigidas y realizadas por ella misma. Todo lo que no sea proceder de esta manera será entorpecer la marcha de la organización y perturbar constantemente su desarrollo.
Lanzar a la organización a ciegas aventuras, tomarla por instrumento de ensayos dolorosos e infecundos, como los que acabamos de presenciar; arrastrar a los hombres que la componen a luchas cuyo fracaso es evidente antes de intentarlas; aprovechar el entusiasmo de los viejos y jóvenes que en ella se agrupan para hacerlos carne de presidio y blanco de las balas homicidas; hacer todo esto con la Confederación, pero sin que ella lo determine y acuerde, sino impulsada, sojuzgada, arrastrada a ese terreno por organismos extraños a ella y por poderes que no nacen de sí misma, si hasta hoy ha ocurrido, no estamos dispuestos a tolerarlo ni un día, ni una hora, ni un minuto más.

¿Qué queremos?

En pocas palabras lo vamos a decir. Serenamente, sobreponiendo el razonamiento a la pasión, hemos enjuiciado lo pasado. Con el mismo criterio, guiados por el mismo fin, enjuiciaremos el futuro.
Los sindicatos que firmamos este manifiesto, pertenecientes todos a la Confederación Nacional del Trabajo y a la confederación regional catalana, no queremos, repetimos, que lo pasado vuelva a reproducirse. Por ello decimos a las organizaciones de España, a todos los sindicatos pertenecientes a la Confederación: basta de jugar con nosotros, basta de quimeras que nos acaban de hundir en el ludibrio y la infamia. Y a los sindicatos de Cataluña: la causa del mal radica, vive y se alimenta en nuestra región. Y para remediarlo os proponemos lo siguiente:
Primero. Convocatoria de un pleno regional extraordinario, cuya fecha de celebración será, inaplazadamente, el 26 de febrero próximo y días sucesivos.
Segundo. En este pleno se hará efectiva la dimisión del comité regional y de su secretariado, nombrando nuevo comité y nuevo secretariado, cuya residencia no será Barcelona.
Tercero. Dimisión del comité nacional.
Cuarto. Dimisión del director y redacción de «Solidaridad Obrera» y nombramiento de nuevo director.
Quinto. Proclamar la más total, completa y absoluta independencia de la Confederación Nacional del Trabajo en relación con cualquier otra organización partidista o de otra naturaleza, y que sus organismos —comités pro presos y demás— estén exclusivamente compuestos de delegados directos de los sindicatos.
Sexto. Nombramiento de una comisión investigadora de la labor administrativa del comité regional.

Manresa, enero de 1933.

Sindicats que firmaren el manifest de constitució
dels
Sindicats d'oposició a la CNT
Ram Tèxtil i Fabril de Sant Boi de Llobregat.
Secció d’Arts Gràfiques de Ripoll
Secció de Construcció i Secció Varis de Ripoll.
Secció de la Metal•lúrgica de Ripoll
Sindicat d’Elaborar Fusta i Annexes de Sabadell.
Sindicat d’Obrers Varis de Montblanc.
Sindicat d’Oficials i Peons Paletes de Tarragona.
Sindicat d’Oficis Varis de Torelló i Comarca.
Sindicat de l’Art Fabril i Tèxtil de Manresa.
Sindicat de l’Art Fabril i Tèxtil de Valls.
Sindicat de les Indústries Gràfiques de Sabadell i Comarca.
Sindicat de Treballador de Castellbell i Vilar.
Sindicat de Treballador de Pont de Vilumara.
Sindicat de Treballador de Sant Vicenç de Castellet.
Sindicat de Treballador del Camp de Vallmoll.
Sindicat de Treballador del Camp, de Figuerola.
Sindicat de Treballador del Camp, de ValIs.
Sindicat de Treballadors Industrials de Valls.
Sindicat del Ram del Cartró, Paper i Similars de Mataró.
Sindicat del Transport d’Igualada.
Sindicat Llum i Força, Secció Manresa.
Sindicat Metal•lúrgic de Manresa.
Sindicat Únic de Dependents Barbers i Perruquers de Sabadell
Sindicat Únic de Funcionaris Municipal de Sabadell.
Sindicat Únic de Gas i Electricitat de Sabadell.
Sindicat Únic de l’Alimentació de Manresa.
Sindicat Únic de l’Art Fabril
Sindicat Únic de la Fusta, Manresa.
Sindicat Únic de la Indústria del Transport de Sabadell.
Sindicat Únic de la Indústria Vidriera i Annexes de Mataró.
Sindicat Únic de la Metal•lúrgica de Badalona.
Sindicat Únic de la Metal•lúrgica i Similars de Sabadell.
Sindicat Únic de Treballador de Callús.
Sindicat Únic de Treballador de Gironella.
Sindicat Únic de Treballador de Puig-reig.
Sindicat Únic de Treballador de Sant Feliu de Codines.
Sindicat Únic de Treballador de Santa Coloma de Queralt.
Sindicat Únic de Treballador de Santa Perpètua de la Mogoda.
Sindicat Únic de Treballador de Sentmenat.
Sindicat Únic de Treballador del Pla de Cabra.
Sindicat Únic del Ram de Construcció de Sabadell.
Sindicat Únic del Ram de l’Alimentació de Sabadell.
Sindicat Únic del Transport de Manresa.
Societat de l’Art Fabril d’Obrers de Gènere de Punt de Mataró.